Un ingeniero, por su perfil profesional, está llamado a ser uno de los líderes naturales en cualquier proceso de creación, gestión y realización de proyectos. Se trata comúnmente de aplicar temas genéricos de organización y gestión de recursos para llevar a cabo un objetivo común, la elaboración de un proyecto de la forma más óptima posible.
En esta primera entrada voy a hablarles de la forma correcta de obrar por parte de un líder de proyecto, lo que se suele dominar puramente como un jefe o jefe de proyecto en estos casos.
Para esta vez les hago referencia al libro "Buen jefe, mal jefe" de Robert I. Sutton. Hasta el momento (por lo que he leído de él) lo considero un buen libro que todo jefe que se precie debería leer. Plantea lo que todo jefe o líder debe aprender para conseguir ser cada día mejor ante sus subordinados.
Hoy, voy a comentar los consejos que recomienda llevar a cabo por un líder, al realizar una nube de ideas y una batalla posterior para eliminar las peores, y quedarnos con la mejor o las mejores ideas.
A un buen jefe (considerado en el libro, un jefe sabio) le gustan las buenas discusiones. Como índica el libro, "Montones de estudios demuestran que, cuando la gente se enfrenta por una idea y lo hace con respeto mutuo, es más productiva y creativa"
Karl Weick capta la esencia de una buena discusión con esta frase "Discuta como si tuviera razón, escuche como si estuviese equivocado"
A continuación sigue la lista de consejos para dirigir un buen enfrentamiento en un equipo de trabajo:
1. No empezar el debate hasta que todo el mundo comprenda el desafío o el problema al que se enfrenta.
2. No discutir mientras se generan ideas o soluciones (nube de ideas); hacer que la gente se sienta cómoda para proponer ideas disparatadas o controvertidas. Cuando tenga unas cuantas ideas, invite a su equipo a echarlas por tierra.
3. Si alguien se pone agresivo, tómese un descanso y pídale que deje de soltar veneno. Preste especial atención a los graciosos que profieren insultos devastadores disfrazados de chistes y burlas.
4. Anime a todo el mundo a discutir. Acalle educadamente a quienes hablan demasiado e invitar a quienes guardan silencio a entrar en la refriega.
5. No se limite a escuchar las palabras de los demás; observe su lenguaje no verbal. ¿Sonríen? ¿Escuchan de verdad? ¿Miran furiosos, sonríen con suficiencia o ponen los ojos en blanco? Tome como modelo un lenguaje no verbal constructivo y reconduzca al grupo que interviene con expresiones negativas (quizá involuntariamente).
6. Ponga especial cuidado en invitar a los tímidos o nuevos o a quienes se hallan en lo más bajo de la jerarquía a que expresen sus opiniones y defiéndelas con energía de los posibles ataques personales.
7. Descubra las rarezas de cada uno. A algunos de ellos nada les hace mella: no se inmutan ante una grosería. Otros son tan susceptibles que la crítica más comedida les infunde cólera o desánimo.
8. Una vez que la discusión se haya resuelto, asegúrese de que el conflicto y las críticas cesan. Ha llegado el momento de desarrollar y aplicar las ideas acordadas. Prohíba al grupo que insista en que su "gran idea" se ha visto acallada o en las críticas manidas hacia las ideas "ganadoras".
9. Cuando el debate haya finalizado, trabaje entre bastidores. Calme a quienes se sientan atacados y piensen que sus ideas han quedado aparcadas. Llame la atención y aconseje a quienes han proferido ataques personales.
10. Pese a la capacitación y el asesoramiento cualificado, algunas personas pueden ser demasiado groseras o muy sensibles a las críticas. Tal vez tenga que excluirlas de futuras batallas, ya que sus debilidades pueden hacer imposible que otros participen en un debate constructivo.
Aquí termina esta entrada dedicada al enfrentamiento constructivo en un equipo de trabajo, llevada de la mejor manera por un buen líder.
En adelante seguiré exponiendo más habilidades directivas que debe tener muy en cuenta un ingeniero.
¡Un saludo a todos!
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